En total, suman 100.000 hectáreas -la mayoría en la zona oeste de la provincia- las que en la actualidad se están analizan
do para realizar las licitaciones correspondientes, para que luego el sector privado pueda hacer sus exploraciones y definir blancos de trabajo específico, estableciendo las zonas con mayor potencial.
Lo que se ha hecho ahora con la declaración de esas áreas es, por un lado, dejar claro que a Mendoza le interesa comenzar a avanzar en la generación de este tipo de energía -algo poco explotado en el país
. También se trata de una manera de comenzar a recopilar y ordenar información, para después ceñir la búsqueda en torno a los reservorios que estén en mejores condiciones de explotarse y generar energía.
Esta última tarea le tocará al sector privado. No sólo porque así lo establecen las leyes nacionales y provinciales de minería, sino porque -como ocurre con otro tipo de recursos minerales- uno de los aspectos más costosos de estos emprendimientos es la exploración, es decir la etapa en que más se arriesga.
"Esto se enmarca en el proceso del plan ener
gético provincial y nacional como un modo de diversificar la matriz energética y bajar la dependencia de los combustibles fósiles", expresó Adriana Blessa, directora de Minería. La funcionaria agregó que el Estado realiza las primeras investigaciones pero que -por lo onerosas que resultan- las etapas de exploración deben ser dadas en concesión a privados.
La Provincia, por tanto, se está encargando de realizar algunos estudios preliminares para clasificar las zonas y para po
der ofrecerlas en concesión con la mayor cantidad de datos posibles.
Por el momento, las 100.000 hectáreas declaradas como reservas geotérmicas corresponden a sitios en donde se han detectado aguas termales. Así, en Cacheuta, San Rafael, Malargüe, todo el Valle de Uco, Las Heras y Lavalle se encuentran algunas de las áreas demarcadas.
El paraje sanrafaelino donde se levantaba el hotel El Sosneado, guarda un tesoro termal desaprovechado
El calor de la tierra
Para explicarlo de un modo muy elemental, la energía geotérmica se logra a partir del calor del agua (convertida en vapor) que se encuentra bajo tierra. Básicamente, se perfora el suelo y se extrae agua caliente. La energía se obtiene haciendo pasar el vapor de agua a través de una turbina conectada a un generador. La cantidad de megavatios que estas "centrales" pueden generar es variable y depende de lo que se denomina "entalpía" (una magnitud termodinámica).
"Lo que conocemos como energía geotérmica consiste en el aprovechamiento del vapor de agua contenido naturalmente en acuíferos subterráneos y que podamos extraer mediante perforaciones. Con ese vapor se pueden hacer funcionar circuitos con turbinas y generadores de energía eléctrica", explicó Eddy Lavandaio, profesor de Geología de Yacimientos del Instituto Superior Técnico de Mendoza.
En relación con la temperatura de las aguas, los recursos geotermales se dividen en tres categorías: alta, media y baja entalpía. En las dos primeras, el gradiente de la tierra varía entre 90° y 150°, por lo que son las que se consideran aptas para la generación eléctrica. Las de baja, por ejemplo, sirven para emprendimientos relacionados con las aguas termales.
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